El Día Mundial del Teatro se creó en 1961 por el Instituto Internacional del Teatro (ITI). Esta fecha se celebra anualmente el 27 de marzo por los Centros ITI y la comunidad teatral internacional. Se organizan diversos eventos nacionales e internacionales para señalar la ocasión. Una de las acciones más importantes es la circulación del Mensaje Internacional tradicionalmente escrito por una personalidad del teatro de talla mundial en la invitación del Instituto Internacional del Teatro.


MENSAJE INTERNACIONAL 2007
(Redactado por Su Alteza El Jeque Sultán Bin Mohammed Al-Qasimi)

Fue durante mis primeros años escolares cuando comenzó mi fascinación por el teatro, aquel mundo mágico que me ha cautivado desde entonces.

Los inicios fueron modestos, un encuentro casual al que consideré como una actividad extracurricular para enriquecer la mente y el espíritu. Pero fue mucho más que eso al llegar a estar seriamente involucrado como escritor, actor y director de una producción teatral. Recuerdo que fue una obra política que enfureció a las autoridades de aquella época. Todo fue embargado y el teatro clausurado frente a mis propios ojos. Pero el espíritu del teatro no pudo ser aplastado por el peso de las botas de los soldados armados. Ese espíritu buscó refugio y se alojó en lo más profundo de mí ser, haciéndome totalmente conciente del amplio poder del teatro. Fue entonces cuando la verdadera esencia del teatro me impactó del modo más profundo, llevándome a estar absolutamente convencido de lo que el teatro podía hacer en las vidas de las naciones, particularmente frente a quienes no pueden tolerar oposición o diferencias de opinión.

El poder y el espíritu del teatro se enraizaron profundamente en mi conciencia a lo largo de mis años de universidad en El Cairo. Ávidamente leía casi todo lo escrito acerca del teatro y pude ver los diversos alcances de lo que se presentaba en los escenarios. Esta conciencia se ha profundizado aún mas en los años subsiguientes mientras he tratado de seguir las últimas evoluciones en el mundo del teatro.

Estoy leyendo sobre del teatro desde los tiempos de los ancestrales griegos hasta la actualidad. He llegado a estar agudamente conciente de la magia interior que los muchos mundos del teatro tienen el poder de ejercitar. Es de esta forma que el teatro alcanza las profundidades ocultas del alma y liberan los tesoros escondidos que habitan en las profundidades del espíritu humano. Ello ha fortalecido mi ya imperturbable fe en el poder del teatro, en el teatro como un instrumento de unificación a través del cual el hombre puede difundir amor y paz. El poder del teatro también permite la apertura de nuevos canales de diálogo entre diferentes razas, diferentes etnias, diferentes colores y diferentes credos. Todo esto me ha enseñado personalmente a aceptar a otros tal cual son y me ha infundido la convicción de que en el bien la humanidad se puede mantener unida y en la maldad la humanidad puede ser únicamente dividida.

Es verdad que la lucha entre el bien y el mal es intrínseca a los códigos del teatro. Por último, sin embargo, prevalece el sentido común y la naturaleza humana en su conjunto se unirá en si misma a todo lo que es bueno, puro y virtuoso.

Las guerras con las que la humanidad ha sido afligida desde tiempos ancestrales han sido siempre causadas por instintos malvados que simplemente no reconocen la belleza. El teatro valora la belleza y uno podría hasta argumentar que ninguna forma de arte es capaz de capturar la hermosura con mas fidelidad que el teatro. El Teatro es un receptáculo que abarca todas las expresiones de belleza, y aquellos que no valoran la belleza no pueden valorar la vida.

Teatro es vida. Nunca hubo un momento como el actual cuando es de nuestra incumbencia denunciar guerras fútiles y diferencias doctrinarias que frecuentemente levantan sus horrendas cabezas en ausencia de una conciencia real y responsable que las inhiba. Necesitamos terminar con escenas de violencia y matanzas al azar. Estas escenas se han convertido en sucesos cotidianos en el mundo de hoy, solamente agravados por las abismales diferencias entre la perversa opulencia y la abyecta pobreza, y enfermedades como el SIDA que han depredado muchas partes del globo y derrotado a los mejores esfuerzos para erradicarlas. Estas enfermedades son, junto con otras formas de sufrimiento por la desertificación y la sequía, calamidades provocadas por la ausencia de un diálogo auténtico que sería el camino seguro para convertir al mundo en un lugar mejor y feliz.

Gente de teatro, es casi como si hubiésemos sido abatidos por una tormenta y obnubilados por el polvo de la duda y la sospecha que se nos están acercando. La visibilidad ha sido casi completamente eclipsada y nuestras voces estridentes pero apenas audibles en el clamor y división intentan mantenernos distantes el uno del otro. En realidad si no fuese por nuestra profundamente enraizada fe en el diálogo tan excepcionalmente manifestado por formas de arte como el teatro, habríamos sido barridos por la tormenta que no deja piedras sin voltear para dividirnos. Debemos encararlos, no para destruirlos sino para levantarnos por sobre la contaminada atmósfera abandonada en el despertar de sus tormentas. Necesitamos aunar nuestros esfuerzos y dedicarlos a comunicar nuestro mensaje y establecer lazos de amistad con aquellos en busca de hermandad entre naciones y gentes.

Nosotros somos mortales, pero el teatro es tan eterno como la vida misma.

Sultán Bin Mohammed Al Qasimi

(Traducción: Fernando Torre, presidente del Centro Peruano del ITI).

La celebración del 27 de marzo, Día Mundial del Teatro, se acordó en el Congreso Mundial de Viena en 1961 y hoy se celebra en todo el planeta.

El Centro Venezolano del Instituto Internacional de Teatro, capítulo creado en 1959, y el Instituto Internacional de Teatro (90 países) deseando que esta celebración no sea otra cosa que la fiesta de la TOLERANCIA, de la PAZ, de la LIBERTAD, de la CREATIVIDAD, saludan a los CREADORES y CREADORAS, a los HOMBRES Y MUJERES que hacen posible este ARTE INMORTAL, que es el TEATRO.

…El teatro como dimensión del hombre; hurgador de los torniquetes que rigen las profundidades del ser humano; vivo testigo de las grandes conmociones sociales de todos los tiempos; foro donde se encuentran los desamparados de la tierra en busca de explicación a sus desdichas; alto tribunal donde se enjuician las desmesuras de los tiranos; lugar donde llegan los hombres despojados de sus ideologías, sus razas, sus fronteras, con el corazón abierto al encuentro del hombre universal…

Los Mensajes Internacionales del Día Mundial del Teatro han permitido a los hombres de teatro de todas las razas, de todos los continentes, de todos los credos políticos y religiosos, expresar sus angustias visionarias, sus protestas, sus ideales.

Con motivo del 40 aniversario del ITI, Peter BROOK escribía:
“El Instituto Internacional de Teatro y yo, tenemos la misma edad teatral. Ambos comenzamos inmediatamente después que el mundo se salvó de ser destruido por el intento de imponer una sola cultura”.

Y Jeong Ok KIM, quien fuera Presidente del ITI, escribía en 1997:
“Durante el Siglo XX, la humanidad ha hecho un brillante progreso en el campo material y técnico, que ha revolucionado profundamente nuestra sociedad, pero no ha hecho desaparecer la pobreza y el hambre. No ha logrado evitar conflictos y guerras. La trágica situación a la que hemos llegado es fruto de la estrechez del dogmatismo y de la intolerancia. Es por ello que creemos en la importancia de escuchar con atención las palabras de los actores de teatro, más que las de los discursos de los políticos, o de los eruditos teóricos…”

Y en 1976 Eugene IONESCO confronta abiertamente el problema de la censura. El hecho de que su mensaje diese lugar a gran controversia y no pudiera ser leído en todos los países del mundo nos mostró , y nos muestra todavía hoy, cuantos obstáculos tenían aún que vencerse en el camino al entendimiento.
“.. Un artista a quien se le intenta controlar la libertad imaginativa, es decir, la libertad del espíritu, es un hombre alienado. Los grandes revolucionarios o sus precursores, han sido soñadores, quiero decir, utópicos. Pero cuando la utopía se vuelve Estado, obligación, ley, es una pesadilla… (….) Imaginar, inventar, no es una actividad aristocrática. El teatro popular comprometido, orientado, dirigido, dictado por los representantes del Estado, por los políticos, no es un teatro popular, sino un teatro forzado, impopular. El teatro popular, es el teatro de imaginación, el verdadero teatro libre, (…) Pero el arte no es, o no debe ser, un asunto de Estado. Es un pecado en contra del espíritu el hecho de entrabar la espontaneidad creativa. El Estado es solamente una superestructura artificial de la sociedad. El Estado no es la sociedad, pero los políticos quieren de esta manera utilizar, controlar la creación dramática para su propaganda, los políticos deben ser únicamente servidores del arte, y particularmente del arte dramático. No deben ser sus dirigentes y mucho menos sus censores. Todo su trabajo debe consistir en permitir el libre desarrollo del arte y del arte dramático en especial. Pero la imaginación les da miedo. (...) Nada impide al ciudadano a comprometerse políticamente como quiera. Pero, como artista que cuestiona todo, tiene que ser libre. El Arte, se dice, no tiene fronteras. El teatro no debe tenerlas tampoco, más allá de las divergencias ideológicas, castas, razas, nacionalismos, patrias particulares, debe ser la patria universal, el lugar de encuentro de todos los hombres que comulgan con la misma angustia y las mismas esperanzas que revela la imaginación, no arbitraria, ni realista, sino expresión de nuestra identidad, de nuestra continuidad, de nuestra unidad. ¡Nada de consignas para los creadores! ¡Nada de recibir instrucciones de los gobiernos!..”

Y en 1993, Edward ALBEE pareciera responder a Ionesco:
“Podemos proscribir por decreto todo gobierno del planeta -bueno, podemos intentarlo-; podemos librarnos de todo control mental impuesto desde afuera -bueno, podemos intentarlo- y aún así nos quedaría las más abrumadora de las censuras – la autocensura de aquellos reacios (o demasiado inseguros) a dar los pasmosos pasos hacia un total autoconocimiento. Acordémonos de esto en el Día Mundial del Teatro. Acordémonos que los límites del teatro no son otros que aquellos que nosotros impongamos… los límites que nos imponemos a nosotros mismos…”

Y también Miguel Ángel ASTURIAS, ya en 1968 clamaba de una manera visionaria, por el entendimiento, la libertad y la salvación del hombre en el universo:
“…Ninguna candileja apagada, todas las luces del teatro del mundo encendidas como estrellas a cuyo resplandor se plantean y discuten los problemas del hombre en todos los idiomas, latitudes y escenarios sin olvidar el problema capital de la supervivencia de nuestra cultura frente a los pavorosos arsenales atómicos. Mientras esta amenaza exista nuestro planeta es habitación insegura, y mi voz de alarma ha de servir para que por la acción de todos evitemos que la tierra se convierta en sepultura y figure sobre nuestro universo el epitafio: LA COMEDIA ES FINITA.”

A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DEL TEATRO EN VENEZUELA
Que estos mensajes del pasado nos den fuerza para tomar conciencia del combate que ya hemos librado y así continuar luchando incesantemente…


Nelly Garzón
Directora General


Caracas, Marzo, 2007